La I Feria Internacional del Queso de Albacete -Quesab- comenzó ayer con una imagen que, por si misma, es un buen auspicio, aunque supusiera saltarse el protocolo de este tipo de eventos.
Normalmente, mientras se celebra la inauguración oficial de un acto como este, los expositores hacen una pequeña parada, frenan un poco su actividad. Ayer, nadie se paró. Productores e importadores celebraban sus reuniones de negocios, ajenos a la megafonía.Incluso hubo políticos que dejaron al margen el gesto rimbombante y la declaración llena de pompa y circunstancia, yendo a lo concreto, el dato.
El primero, el propio Consejero de Agricultura, quien intervino acompañado del presidente de las Cortes, Francisco Pardo; la alcaldesa, Carmen Oliver; el presidente de la Diputación, Pedro Antonio Ruiz, el preisdente de la Cámara, Antonio Atiénzar, y el de Caja Rural, Higinio Olivares.
«Los lácteos son un capítulo muy importante de las exportaciones españolas al extranjero -recordó José Luis Martínez Guijarro- y un 27% de esas exportaciones son de queso manchego».
Según el ICEX y de la AEAT, el valor medio de las exportaciones de quesos de nuestro país fue, en el año 2009, superior a los 140 millones de euros; y de ellos, un tercio corresponde sólo a la región.Lo interesante, subrayó el consejero, es que estas cifras suben incluso en tiempos de crisis. Así, respecto a las cifras de hace un año Castilla-La Mancha incrementó sus exportaciones en un 13%, gracia al queso manchego.
Mientras las autoridades daban el consabido paseíllo entre los expositores, la UCLM daba a conocer los resultados de un proyecto que ha costado casi tres años de esfuerzo.
«Se trata del queso al azafrán-explicaba Isabel Berruga, profesora de la Escuela de Agrónomos de Albacete- para el que hemos tenido que desarrollar, y patentar, un procedimiento específico de extracción del azafrán para su uso en la elaboración del queso».
La idea, en sí, parece muy sencilla, pero no lo es tanto. El azafrán tiene una gran fuerza colorante y de potenciación del sabor, pero mezclarlo de forma homogénea con la leche, dar con las medidas adecuadas y velar para que no interfiera con la maduración del queso es algo bastante difícil.
El proyecto se ha hecho en colaboración con el sector privado, en concreto con la firma Foman, cuyo responsable, Valentín Olivares, se remontaba a su infancia al explicar el origen del maridaje del queso de oveja y el azafrán.
«El queso que comía de niño en casa de mi abuela estaba impregnado de azafrán, tenía muy claro qué quería -señaló-pero llegar a conseguirlo me costó media vida y varios intentos fallidos».
Al final, con la colaboración científica de la UCLM y la de la firma conquense Quesería Campo Rus, ha sido posible recrear ese sabor y presentarlo, por primera vez, a los principales comercializadores nacionales e internacionales, precisamente, en Quesab.
No muy lejos del expositor donde se daba a conocer el maridaje, tantas veces intentado, de dos productos típicos de La Mancha, y centrados en lo suyo, se veía una escena que resumía lo que es Quesab.
Sentados a una mesa, negociando, viendo precios, productos, catálogos, estaban una productora de queso y un importador. Ella se llama Marta Porras y produce queso de oveja artesanal desde su empresa Finca La Cruz, de Ciudad Real; él, Clive Chang, taiwanés, importador de productos alimenticios a través de su firma Macroscopic Incorporated.
«Tenemos rebaño propio -detallaba Porras- y nuestra producción es enteramente artesanal; trabajamos cinco variedades de queso, tanto de leche cruda como pasteurizada y controlamos el 100% del proceso de producción pues tenemos rebaño propio, 3.000 cabezas de ganado».
La producción anual media es de un millón de litros de leche que, para un profano, puede parecer mucho. Pero que, en realidad, da para una producción controlada, en volumen y calidad, orientada a los consumidores de alta gama. De hecho, su principal mercados exterior es Francia, la champions del mercado mundial del queso, tanto desde el punto de vista de la producción como del consumo.
Esa clase de productos de alta gama es, precisamente, lo que busca Chang para sus clientes. «En los últimos años, el Gobierno español ha hecho una serie de campañas muy agresivas para dar a conocer la gastronomía y los alimentos españoles en Oriente, y está dando frutos, el interés por los alimentos españoles es cada vez mayor».
Inicialmente, el interés siguió los cauces típicos y tópicos, esto es, las tapas -por cierto, en China lo dicen igual 'tapas’- la paella, pero, poco a poco, han abierto camino a productos como el queso.
«En mi país, no existe la costumbre de tomar el queso solo -precisa- sino que se consume como ingrediente de un sandwich, de una hamburguesa pero, poco a poco, a través de establecimientos de alta gama, de tipo delicatessen, los consumidores van descubriendo que el queso, por sí solo, es un alimento completo, por eso hay un interés cada vez mayor por buenos alimentos españoles como el queso manchego».
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